miércoles, 12 de marzo de 2014

El sentimiento del amor

Este escrito fue publicado el 14 de febrero de este año 2013 en el blog ¿Es posible la paz?


El día de San Valentín le dedico un tiempo a uno de nuestros más íntimos sentimientos, al del amor. Porque es precisamente en este terreno, en el del amor, donde más solemos fallar, tanto hombres como mujeres. El amor, tan nombrado y tan frecuentemente descuidado y olvidado.
Muchas veces, más de las que reconocemos, vivimos unas vidas demasiado marcadas por las prisas, por la falta de tiempo, por el ritmo que otros nos marcan y del que no somos capaces de sustraernos ni siquiera en los momentos que debían ser para nosotros. Anteponemos, sin pensarlo, lo material a nuestros más íntimos sentimientos. Edificamos nuestra existencia con armazones que sustentan y protegen nuestra intimidad, pero muchas veces dejamos fuera lo que más valía, aquello que en realidad nos llena la vida. Así, contemplamos con resignación como lo mejor de nosotros se queda dentro, pero no acaba saliendo, no se acaba expresando. 

Creamos unas vidas un tanto vacías, cuando a mano tuvimos los ingredientes para llenarlas, para colmarlas y darles sentido. Vivimos más por vivir que por querer vivir.Necesitamos a alguien y lo dejamos ir. Desaprovechamos el tiempo cuando debimos de utilizarlo. Perdimos la ilusión cuando debimos mantenerla. Hicimos bastantes  cosas mal y bastantes más por no aprender de ellas. Necesitamos a otro, como otro nos necesita a nosotros. Somos seres humanos que necesitan de los sentimientos, del buen uso de los sentimientos.


Nota:
La celebración de San Valentín, en febrero, coincide con antiguas celebraciones de la fertilidad y del despertar de la vida y la tierra tras un invierno que se va acabando. Tenemos, entre otros muchos ejemplos, la festividad de Lupercalia por los romanos o en el País Vasco la de los ioaldunak de Ituren y Zubieta, en Navarra, que hacen sonar grandes cencerros para despertar a la tierra tras el periodo invernal.
No olviden tampoco, que gran parte de la fauna silvestre empieza en este mes la época de cortejo. Verán, por ejemplo, si caminan por los campos de la Península Ibérica, a la perdiz común ya emparejada. A ellas también les llegó el tiempo del amor.

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